martes, 9 de noviembre de 2010

Incriminados


Dirigida por Leonor Manso.

¿Para qué vine al mundo? Esa es la pregunta que Peter Handke se hace y que explora a través de una serie de afirmaciones hechas con distintas intenciones.
“Me siento orgulloso y me avergüenzo, en distintas etapas de esta vida, de mi aceptación o transgresión de las reglas impuestas”. Eso pareciera decirnos, o eso me dijo a mí.

Es la pregunta y texto de este autor lo que toma Leonor Manso y nos lo presenta en dos seres que plantean como su vida, al final, queda inmersa en la pregunta del sentido. Y te lo explican, van etapa por etapa describiendo con un texto en términos tan generales que el espectador podría sentir que están hablando de él mismo, de sus propios pensamientos y reflexiones más íntimas.

No se crean que este es un espectáculo denso y largo, de esos para intelectualoides del medio o para seguidores del autor solamente. La obra dura 30min, te bombardea con información que puedes internalizar o simplemente presenciar porque es ágil, muy ágil.

Para destacar, la actuación de Maia Mónaco: en el momento peak de la obra (que no les contaré) te pone la piel de gallina, te para los pelos y le crees todo. La escenografía es un monumento al minimalismo (según el concepto que tengo yo de éste), hermosa. La música está a cargo de un violín y un contrabajo, además del poema “Cuando el niño era niño”, del mismo autor, que Leonor utiliza para ir matizando todo el bombardeo, recitado por la voz de una niña que a mí me dio a entender que lejos, ser niño era TAN, PERO TAN más fácil.

Pero nada está perdido… en 30min estarás afuera: con nuevas preguntas, con algún replanteamiento, o quizás solo con la idea de haber visto una buena obra. No está mal no?

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