domingo, 29 de abril de 2012

De limpiezas y poesía


Limpiezas con vinagre, sahumerios varios por todas partes, aceite de coco, ojo turco en la entrada, romero en las esquinas… ruda.
 
Luego de varias limpiezas de energía a este departamento que vivió tanta cosa, por decir lo menos, hoy ya es mi hogar, lo vamos armando de a poquito.
 
Cada día encuentro nuevas ideas que espantan a las malas ondas, cada vez más lindas. Y quizás no es que sólo espanten las malas ondas, sino que traen buenas. Vamos con el intercambio total.
 
Esta poesía está próxima a ser impresa y colocada en un marco frente a mi puerta. Lo merece. Como parte de mi etapa actual, como un paso en mi reconciliación con Neruda.

ODA A LA TRISTEZA
TRISTEZA, escarabajo
de siete patas rotas,
huevo de telaraña,
rata descalabrada,
esqueleto de perra:
Aquí no entras.
No pasas.
Ándate.
Vuelve
al Sur con tu paraguas,
vuelve
al Norte con tus dientes de culebra.
Aquí vive un poeta.
La tristeza no puede
entrar por estas puertas.
Por las ventanas
entra el aire del mundo,
las rojas rosas nuevas,
las banderas bordadas
del pueblo y sus victorias.
No puedes.
Aquí no entras.
Sacude
tus alas de murciélago,
yo pisaré las plumas
que caen de tu manto,
yo barreré los trozos
de tu cadáver hacia
las cuatro puntas del viento,
yo te torceré el cuello,
te coseré los ojos,
cortaré tu mortaja
y enterraré tus huesos roedores
bajo la primavera de un manzano.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Tres hombres de bien


Una obra de Andrea Bauab.
Justificar a ambos ladosTodos tenemos un lado oscuro

Se vive a diario. Tomar decisiones. Pensar en política.

Siempre se tiene una opinión, más o menos fundamentada sobre todo. Cuando te convenciste de tu fundamento, en un tema que te importa, es que te encontraste probablemente con un ideal. Y cuando tienes un ideal, de verdad, te la juegas, vives por eso.

Quienes se interesan en el servicio público generalmente, a menos que el tema sea un juego de poder solamente, tienen ideales. Tienen ideas tan justificadas por ellos mismos que no las transarán. Lo que no quiere decir que esas ideas sean las mejores, claro está.

Si sientes que puedes cumplir tus ideales a través del servicio público. Si crees que puedes hacer un cambio en la sociedad, que puedes mejorar la situación existente y tienes el poder para hacerlo, probablemente no transarás esos ideales pero, qué principios pondrás en juego?

Es hipotético, es como decir que podría ser yo una Presidenta, que tengo el apoyo popular, que hago grandes cambios, que puedo hacer muchos más y mejorar el sistema, que estoy convencidísima de eso pero… debo ignorar ciertas cosas para conseguir ese poder. Ese poder realizar. Qué estoy dispuesta a dejar pasar por alto? A quienes estoy dispuesta a NO oír?

Esta obra trata de tres hombres: abogado, médico y periodistas de reputación intachable, que están convencidos que pueden cambiar un sistema decadente, tienen grandes ideas para eso, tienen el apoyo, el poder para lograrlo. Tienen todas las buenas intenciones, te convencen, son hombres de bien pero….

Cualquier parecido con la realidad es sólo tu imaginación.

Contrataciones: iardena200@yahoo.com.ar

martes, 9 de noviembre de 2010

Incriminados


Dirigida por Leonor Manso.

¿Para qué vine al mundo? Esa es la pregunta que Peter Handke se hace y que explora a través de una serie de afirmaciones hechas con distintas intenciones.
“Me siento orgulloso y me avergüenzo, en distintas etapas de esta vida, de mi aceptación o transgresión de las reglas impuestas”. Eso pareciera decirnos, o eso me dijo a mí.

Es la pregunta y texto de este autor lo que toma Leonor Manso y nos lo presenta en dos seres que plantean como su vida, al final, queda inmersa en la pregunta del sentido. Y te lo explican, van etapa por etapa describiendo con un texto en términos tan generales que el espectador podría sentir que están hablando de él mismo, de sus propios pensamientos y reflexiones más íntimas.

No se crean que este es un espectáculo denso y largo, de esos para intelectualoides del medio o para seguidores del autor solamente. La obra dura 30min, te bombardea con información que puedes internalizar o simplemente presenciar porque es ágil, muy ágil.

Para destacar, la actuación de Maia Mónaco: en el momento peak de la obra (que no les contaré) te pone la piel de gallina, te para los pelos y le crees todo. La escenografía es un monumento al minimalismo (según el concepto que tengo yo de éste), hermosa. La música está a cargo de un violín y un contrabajo, además del poema “Cuando el niño era niño”, del mismo autor, que Leonor utiliza para ir matizando todo el bombardeo, recitado por la voz de una niña que a mí me dio a entender que lejos, ser niño era TAN, PERO TAN más fácil.

Pero nada está perdido… en 30min estarás afuera: con nuevas preguntas, con algún replanteamiento, o quizás solo con la idea de haber visto una buena obra. No está mal no?